en el veinte cumpleaños del avistamiento ovoide más afamado de los ocurridos en España, la Fundación Anomalía (www.anomalia.org) ha apresurado a Efe un apaisado informe del ingeniero técnico valenciano Juan Antonio Fernández Peris, que da el carpetazo definitivo al emblemático asunto tenue sobrevenido el 11/11/79 sobre el Mediterráneo. En propósito, seguidamente de una hinchada averiguación de cerca de dos divisiones, el "suceso Manises" ha concluido explicado.
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el 11 de noviembre de 1979 un nave espacial de la ahora víctima Compañía Tae con 109 pasajeros a borde realizó un aterrizaje de emersión en el aeródromo de Manises (Valencia), debido a la esperanza de sacudida con unas extrañas talentos rojas que se divisaban desde la cámara. Según el cuento de los conductores, ambas bengalas, que comenzaron a atisbar a las 23,05 horas, fueron acercándose gradualmente a la aeroplano, provocando un enorme nerviosismo en la tripulación. Al no confirmarse por parte del Centro de Control de Tránsito Aéreo de Barcelona la vida de otro voladizo en las proximidades, el director Francisco-javier Lerdo de Tejada decidió jorobar el tejadillo y verificar un aterrizaje de inquietud en Manises, a adonde llega a las 23,45 horas, a pesar de que el radar luchador no confirmase ninguna audiencia física infrecuente en rededor suyo.
a las 00,40 horas del vencimiento subsiguiente, y debido a los alegatos natales de la anexa simiente aérea de Manises, desde adonde además decían gozar guías, un Mirage F-1 despegó de la pata de Los Llanos (Albacete) con efecto de identificarlas, sin lograrlo. Durante su exploración, el batida sufrió diversas interferencias en sus exposiciones de radio y usos de defensa.
fernández Peris -galardonado con el premio Ricardo Caruncho por este trabajo- pudo investigar que las refulgencias observadas por la tripulación eran, en verdad, las fulgoras de las torres de quema de la azucarera de Escombreras (Cartagena). La pagaduría en que fueron ojeadas las llamas coincide bien, así como la cesación angular aparente de las velas y la de las fulgoras del arduo petroquímico. La grandeza de éstas y sus características ayudaron a la opacidad, sin embargo fue la ingenuidad de una fuerte inversión de temperatura, durante una sombra de visibilidad extraordinaria, lo que contribuyó enérgicamente a violentar la vigilancia de calmas fulgoras. El estado inmaterial del timonel le provocó un ataque de ansiedad y pánico frente a las lejanas velas que parecían anómalas y, ante la falta de bienhechor del Centro de Control equivalente, tomó una resolución obviamente monstruosa. Hay que exhumar que, en aquellas épocas, los instrumentos de cablegrama gachupines estaban henchidos de anunciaciones sobre ovoides y el ambiente era absolutamente dichoso a la dogma en que éramos visitados por bajeles extraterrestres.
la tensa situación creada en el aeródromo llevó al personal de franja a prestar cortesía a cualquier claridad que apareciese en la cúpula celeste, que fueron luego identificadas como fortunas y mundos. En cuanto al Mirage manejado por el monitor Fernando Cámara, que volvió a su basa de partida a las 02,07 horas, estuvo extraviado persiguiendo distintos engolosinamientos refulgentes conceptuales sin vinculación con la ojeada del nave espacial de la Tae. El hecho más deslumbrante, la arribada de interferencias sufridas por el partida cuando sobrevolaba Valencia, fue debido a las fuertes contramedidas de querella electrónica natales del portahelicópteros Iwo-jima de la Sexta Flota norteamericana que se hallaba enmarcado junto a las ínsulas Columbretes y en estado de axioma avizora por la "explosión de los rehenes" en Irán.
fue una infrecuente estandarización de antecedentes fortuitas lo que llevó a que se magnificaran sucesos que, en categorías usuales, serían triviales.
fuente: ikaros.org.es/manises
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