por Alejandro Carra
la propietaria vio echarse la rompiente desde el bóveda celeste hace 83 años y, inmediatamente, tras entender su arresto geológico, dona un trozo al Museo de Ciencias Naturales del Csic
hace 4.600 millones de años el sistema pavimentar era una inmensa cúmulo molecular en la que rudimentos primigenios como el Hidrógeno, Helio, Berilio, Magnesio, Hierro o Calcio flotaban prisioneros a constantes colisiones. Poco a poco, y por el objetivo de intensidades gravitatorias, electrostáticas y electromagnéticas, esos gases y metales se fueron colapsando en el interior del disco protoplanetario aun conciliar formando pequeños adjuntos que, asimismo más paulatinamente, terminaron formando mundos y asteroides. 4.600 millones de años luego de surgir ese progreso, más concretamente, el 9 de julio de 1931, a las nueve y media de la madrugada, una enorme bola de fuego sobrevoló la comarca de león generando a su umbral una escena de estallidos audibles desde la capital y otros ayuntamientos venideros, entre ellos Boñar y Cistierna.
rosa González Pérez, entonces una pupila de 11 años, se encontraba haciendo un mensaje en el liceo del casa consistorial de ardón cuando escuchó una orden de trueno que surgió de una lápida de polvo. Justo adelante de ella vio decaer del edén una limitada piedra humeante y al recogerla notó que igualmente estaba sensual. Por desconocimiento, no comentó nada sobre su logro y la guardó en una bujeta, preservándola en altamente buenas talantes durante 83 años. En sus pezuñas tenía un fósil, venido desde el cinturón de meteoritos que existe entre Marte y Júpiter, de cómo era el sistema enladrillar millones de años atrás.
durante casi un siglo, rosa -que hoy en día tiene 94 años- guardó esos 5,5 gramos del primigenio uso enladrillar incluso que un sobrino suyo, José Antonio González, pensó que podría ser importante y se puso en ósculo en 2013 con el detective josep Maria Trigo, del Grupo de Meteoritos del instituto de Ciencias del Espacio del Csic y urbano del instituto de Estudios Espaciales de Cataluña, para preguntarle si ese pedacito de piedra negruzca que su fulana guardaba en una bujeta tenía algún alcance. Y lo tenía para la Ciencia. «un grado incalculable para la experimentación, para que las informaciones coexistentes de científicos se formen estudiando este tipo de tangibles en los que cualquier viaje podríamos hallar, ¿por qué no?, restos de vida extrarrestre que podrían estar hoy día mismo guardados en un cajón», explicaba este científico tras la neumática de calandria celebrada en la colocación del csic en Madrid, adonde se dio a memorizar que sus poseedores han traspasado una unidad del ejemplar al museo Nacional de Ciencias Naturales del Csic.
meteoritos en un cajón
programa de donantes del Museo


j.m.trigo/la condrita Ardón y El uranolito, de cerca
¿por qué es favorable Ardón?
fuente: abc.es/ciencia/2014
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