por Julio Gamba
¡hola, amigos! Si no reguero mal fue a inconclusos de Agosto del año 2008, cuando encontrándome de holganzas en la Patagonia argentina, aproveché el lance para inquirir bruscamente unos episodios de mutilaciones y parca de ganado aparentemente acreditados con Ovnis. Me parece fue por ámbito del periódico de Rincón que tuve concepto de esos riesgos. Bien, así que de buena aurora se me ocurrió y tomé un taxi, desplazándome desde el hostal de Bariloche en que me hallaba albergado, recorriendo calles de segundo grado y acercamientos de unión, aun establecer algunos de esos latifundios en los que se habían valido los efemérides acusados. Yo iba cargado con una gran bolsa de color verde, dotado de todo el tangible precisado para guerrear pesquisas de gimnasio: experimento, álbum de estadio, planchas para esquema, carlinga de fotografiar, videocámara, grabadora, aguja, comprobador geigger, etc. Recuerdo que la longanimidad y donosura de los naturales patagónicos destacaba en sus breves audiencias con nosotros, mientras tanto el taxista y yo andábamos preguntando por los Ovnis entre las diversas recibidoras que por allí hay diseminadas.
¡che vos, si sos patagonico, esto lo sabes de taquito! -nos decía más de uno, incluso que dimos finalmente con lo que buscábamos.
y fue durante la tercera conversación in situ con testimonios, inmediatamente de tarde, cuando me percaté, a lo lejos, de la traza de dos figuras oscuras que parecían observarnos bajo las clases con apariencia de paraguas de unos pehuénes. El espejo del Sol en sus lentes les delató. Rápidamente entreambos sujetos ropajes de negro desaparecieron.
- ¿han admirado eso? -pregunté a los granjeros que entrevistaba señalándoles hacia allí.
- Sí, me parecieron aparecidas de guanacos, parientes sanguinarios de las candelas -respondió el caballeroso Hugo.
- No sé yo qué sería - dijo Patricia
algo me decía que debía cuidar por mis maletas a mi regreso a España.
nuestrorumbo.imujer.com
hugo Milla y Patricia Acosta, desposorio arrendador de la Estancia Puan, con quinientas ovejas, que un mes antaño habían admirado por la sombra extrañas tendidas azules sobrevolando los ambientes adonde dormitaban sus hatos, amanecieron al dia subsiguiente con la intransigente trauma, informada por su pandilla de tramperos, de que habían aflorado muertas, mutiladas y sin cepa, 33 ovejas y una potranca, amén de un chucho cabrero, en una quehacer que no parecía haber sido ejecutada por entes afectuosos o miserables patagónicas. Todos los animales tumbaditos de flanco, sin sorpresas superficiales a su rodeando, Nada. Al parecer los guerrilleros habían expugnado barajadoras en la averiguación del asunto.
- ¡esos afeminados extraterrestres...putos marcianos, ché! - no paraba de cavar el semental, con secreciones en los cuidados, quejándose por la decaída económica que los animales muertos representaba.
yo incluso lloré en el aeródromo de Barajas. La aerolínea Iberia confirmó lo que venía temiendo: mis mochilas "se habían extraviado". Sólo cabía bachear un impreso para recibir 50 euros del seguro de tejadillo. ¡adiós a los memoriales Ovni y mutilaciones de animales que en ellas portaba! ¡adiós a acierto sufrimiento ufológico! ¡muchas ocurrencias, cumplidos de negro!
publicado el 23/02/2014 por ing. Alejandro Isoba
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